El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó este martes del "notable" incremento de niños, niñas y adolescentes que cruzan la peligrosa selva del Darién, frontera natural entre Panamá y Colombia, en su camino hacia Estados Unidos.
"Si bien este tránsito ha existido desde hace años, preocupa el notable incremento de niños, niñas, adolescentes y mujeres embarazadas, principalmente provenientes de Haití, Cuba, República Democrática del Congo y Angola", indicó el organismo en un pronunciamiento enviado a Acan-Efe.
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Las autoridades panameñas estiman que en los primeros cuatro meses del año un total de 7.724 personas -de los cuales 1.151 son niños, niñas y adolescentes- atravesaron esta densa e inhóspita selva de 575.000 hectáreas.
Unicef aseguró que la travesía por el Darién esconde "grandes riesgos" y dijo que tiene constancia de menores que han muerto como consecuencia de las crecidas de ríos o que han perdido a sus padres en el camino y se han quedado huérfanos.
"Surge la imperante necesidad de mejorar la identificación de aquellos niños y niñas que viajan no acompañados o separados de sus padres y cuya integridad se pueda ver comprometida por redes de tráfico y trata de personas", apuntó.
Hay que tener cuidado
El conocido como Tapón del Darién, usado históricamente por el crimen organizado para el tráfico de drogas, armas y migrantes, es el único punto del continente donde se interrumpe la carretera Panamericana, que va desde Alaska hasta el Cabo de Hornos, en el extremo meridional de Argentina.
Los migrantes que son localizados por las autoridades panameñas son trasladados a albergues temporales, donde reciben "asistencia humanitaria básica" y donde Unicef reparte kits de higiene, medicamentos, mosquiteros y pañales, entre otros productos.
"Por la carencia de agua y de servicios de saneamiento e higiene adecuados, los niños y niñas pequeños se encuentran particularmente vulnerables a las enfermedades diarreicas y a la deshidratación que pone en serio riesgo su derecho a la supervivencia y desarrollo", agregó el organismo.
En 2015, Panamá y Costa Rica vivieron una crisis humanitaria sin precedentes con la llegada masiva de cubanos por el Darién y luego de que Nicaragua ordenase el cierre de sus fronteras.
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La oleada migratoria de entonces se consideró como una consecuencia del deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y el fin de los beneficios migratorios para los isleños en el país norteamericano.